Saturday, March 28, 2009

New Philosophy


2 comments:

  1. El ángel Simón.

    Hace poco debuté en el mundo de los adultos. Vivir en casa propia (en este caso departamento y rentado), cocinarme yo mismo, poner mis reglas yo mismo, depender de mi mismo, en fin, enfrentar mis tristezas yo mismo, sin el abrazo del hogar que te hace todo un poco (o un mucho) menos difícil. Aún no he fracasado, no creo estar cerca de hacerlo, pero algo hay dentro de mi estómago que no se ha salido.
    Enfrento mis semanas, mi trabajo, mis estudios, mis "amigos", mis acompañantes, mis libros, mis roomies, mis experimentos en la cocina, mis tardes solitarias de champions league, mis quemas individuales, etc... con una sonrisa en mi cara, con buen humor. Podría decirse incluso que soy alguien agusto con lo que hace.
    Más debo confesar que hay algo que casi nunca digo, que quizá estaría en el nivel más alto en mis deseos de la semana (más arriba que una victoria del Man U o de una cita exótica). Mi corazón me pide regresar a casa, allí donde mis hermanos, mis padres, mi banda, mis amigos ... Y cada sábado después de 6 horas de trabajo que por fin emprendo el regreso me invade una felicidad inexplicable.
    Pero el fin de semana se me pasa más rápido que cuando me subía a los carritos chocones en aquellas ferias de mi infancia. Regreso cabisbajo a mi rutina queretana esperando que la semana pase rápido otra vez.
    He intentado de todo para calmar esa sensación, drogas, sexo, rock n roll, ejercicio, museos, círculos de lectura, disque novias y demás. Todo sirve, pero sólo por un momento, además los bajones son horribles. Descubrirme a mí mismo despertando en mi cama, con un cuerpo desnudo al lado del cual no recuerdo ni su nombre, botellas de no sé qué clase de bebida embriagante y una resaca moral y física sólo me hace un poco (o un mucho) más dolorosa esta experiencia de vivir.
    A punto de concluir no sé qué estupides sobre este problema un buen amigo me sentó en su sala a escuchar a Nacho Vegas (después de fumar un poco de hashish, obviamente para escuchar bien a Nacho), pidió mi opinión sobre el libro del mismo y se sorprendió de saber que nunca había escuchado la canción del mismo nombre de uno de los relatos finales del libro: El ángel Simón. Pocas veces he tenido una experiencia tan lúgubre, bella, triste, emocionante.
    ¿Soy un marica por extrañar la casa de mis papás mientras trato de abrirme paso en el mundo de los adultos yo mismo? No lo sé. Sólo sé que el sentimiento de exrañamiento, así como el sentimiento del miedo a la muerte, los tendré "toda la puta vida".
    Por fin entiendo que Neverland se aleja cada vez más para nunca estar cerca otra vez, a propósito de nuevas filosofías de vida.
    Sonríe!

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  2. Los miedos que mencionas son parte de la naturaleza humana, siempre estarán presentes pero si deseamos no tener un tal grado de miedo en los sentimientos de extrañamiento y de la muerte, pues podemos comenzar a aceptarlos aunque nos cueste. No verlos como algo malo, sino como un cambio...
    La vida es como un río, todos los días fluye, presenta diferentes corrientes y a la vez tiene un efecto cambiante, un efecto que renueva día a día.
    Ahora te toca a ti sonreír!

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